lunes, 24 de noviembre de 2008

Invitado por Uno y Dos...

He sido invitado a escribir en otro blog, como parte de un desafío muy interesante que UNO Y DOS han desarrollado.

La cuestión es así, ellos te envían una imagen y uno tiene que "delirar", inspirarse y escribir lo que esa imagen genere...

A mí me salió esto....

Espero sea de su agrado. Besitos!!!!...

viernes, 21 de noviembre de 2008

Pornografía Infantil NO.



La pornografía infantil en la Red es una lacra imparable que ensucia nuestras vidas cada día.

El 20 de noviembre de 1959 la Asamblea de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño y 30 años más tarde, la Convención sobre los Derechos del Niño. En la Argentina, la convención se aprobó el 16 de octubre de 1990.Más de 200 millones de niños trabajadores de los que la mayoría hacen trabajos considerados peligrosos o no adecuados para un niño.Cada día mueren 27.000 menores de cinco años por causas evitables.En la última década dos millones de niños han muerto en conflictos armados.250.000 son usados como niños-soldado.Unos 70 millones de niños en edad escolar no van a la escuela.En el mundo hay 15 millones de huérfanos debido al SIDA.
Accede a este link y colabora con la campaña.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Mi puerta.*


Me despertó la risa de unos niños.
El lugar me resultaba conocido, pero era extraño despertar ahí. ¿Qué hacía yo en una plaza a esas horas? ¿Por qué esos niños correteaban a mi alrededor como si no importara que yo estuviera durmiendo?
Estaba cerca de casa. Unas pocas cuadras y mi cama caliente borraría el recuerdo de este dolor de espalda. Aquel banco era muy incómodo. ¿Cuánto tiempo habré estado allí?
Me incorporé y con algo de duda emprendí el camino. Bajar cinco cuadras y doblar media a la izquierda.
Un banco de plaza. ¡A quién se le ocurre!
Bajar cinco cuadras y doblar media a la izquierda.
Es extraño. ¿No debería haber aquí un supermercado? Estoy desorientado, quizá en la próxima esquina.
Bajar cinco cuadras y doblar media a la izquierda. Estoy seguro de haber seguido mis propias instrucciones, pero la puerta que allí me esperaba no era la que me devolvería a mi lecho.
Sólo quería recostarme y la confusión me impedía hallar la esquina correcta donde doblar.
Avancé unas más, luego retrocedí. Puertas, carteles, indicaciones, lugares conocidos que desconocía. Entrar y salir. Doblar y regresar. Ninguna era mi puerta.
Volví al inicio. A aquel banco. Debía recomenzar la búsqueda. Bajar cinco cuadras y doblar media a la izquierda. Y aquellos niños seguían allí.
Las contaré. Sólo pensaré en contar las cuadras. No me detendré en ningún detalle menor. Nada me distraerá. Bajar cinco cuadras y doblar media a la izquierda.
¿El supermercado? ¿Por qué no estaba allí el supermercado? ¡Qué importa! ¡Quiero mi puerta!... Bajar cinco cuadras y doblar media a la izquierda. Y allí estaba de nuevo frente a aquella otra puerta que se esmera en ocultar tras de sí a mi puerta.
"¡Devolveme mi puerta!" Grité mientras sostenía aquel picaporte tieso, duro, inerte, tan distinto al que empuño cada día al traspasar mi puerta. La puerta que no encuentro, la puerta que debía esperarme y no está.
Tiro con fuerza y aquella otra puerta que ha usurpado el lugar de la mía se abre, alguien del otro lado me observa y me dice "¿Hoy de nuevo? Ya le dimos ayer, vaya...Vaya, para la semana que viene le junto alguito."
La puerta se estrelló contra mi rostro. Se transformó en un muro infranqueable, en una barrera que me separaba de quien yo soy, o de quien yo creía ser, o quizá de aquel recuerdo de quien yo había sido. O tal vez era tan sólo un deseo... Un deseo que quizá he alimentado cada noche en el banco de una plaza, en el banco en el que ahora me encuentro fatigado, intentando dormir, queriendo no despertar, extrañando mi puerta.
Si tan sólo esos malditos niños se callaran. ¿Acaso ninguno ve que estoy aquí?

*A todos aquellos linyeras que cada día ignoro. Perdón.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Señales, coincidencias y una lluvia inoportuna.


Señales, cientos de señales de advertencia. Sin embargo, igual me fui con él a su casa.

Lo conocí en el boliche. La combinación de alcohol, música y soledad hizo que yo aceptara compartir una cerveza. Lisandro era su nombre... lo acompañé a la barra, pidió un trago y entablamos conversación.

Lisandro: ¿Cómo te llamás?
Dago: (Pufff... ¡Qué original comienzo!) Dago...
Lisandro: Ah... Como Pablo, Pablo Rago. Nombre raro.
Dago: No, no... Dago. Con "de" (¿Habrá esperado que me ría? Bue... al menos la cerveza está fría.)
Lisandro: Yo, Lisandro...
Dago: (Ya me habías dicho...) Ajá... Como Lisandro de la Torre (Seguro no sabe quién es...)
La cara se le iluminó, se llevó la mano al pecho, aspiró mucho, mucho aire y empezó a sonreír mientras se mordía el labio inferior y dijo...
Lisandro: (Gritando) ¡NO!
Dago: (¡Ay!... ¡Me asusté!)
Lisandro: ¡No te puedo cre-er! ¡Me pusieron ese nombre por él! Mi viejo era re-amigo de esa familia.
Dago: (Fuck! Ahora seguro dice que es una "señal del destino" ¡No me lo voy a poder sacar de encima!)
Lisandro: ¡Esto es una señal del destino!
Dago: (¡Uy! Si, definitivamente. Ahora voy a tener que cambiar el número de celular. Otra vez. Sí, sí... Otra vez. Siempre me tocan enfermitos.)
Lisandro: ¿Estudias?
Dago: Si. Historia.
Lisandro: ¡¡¡NO TE LO PUEDO CREEEE-EEERRR!!! (Gritando. De nuevo. Y más fuerte)
Dago: (¡Ay! ¡Me asustó de nuevo! ¡Por qué grita, si lo escucho igual!)
Lisandro: Yo estudiaba historia... ¡Cuántas coincidencias!
Dago: (¡Auch!... Ahora además de cambiar el número, me voy a tener que mudar...)(Sonriendo) ¿Si? ¿Te recibiste?
Lisandro: No. Era mucho para leer. Terminé en abogacía.
Dago: ¡Ah!... Sos abogado. ¡Qué bien! (¿¿¿Mucho para leer???... ¿No te lo pudiste imaginar antes de inscribirte?)
Lisandro: No, no. No soy abogado. Soy decorador de interiores. Me di cuenta a tiempo que esa era mi vocación.
Dago: (¿Por qué lo dice con tanto orgullo? ¿Acaso eso es una vocación?)
Lisandro: Sos muy lindo, siempre te vi y me gustaste. ¿Te puedo dar un beso?
Dago: (Mmm... Bue... A ver si así remontamos esto...) (Intentando sonreír) Eso no se pide. (Besame antes que me arrepienta)

Por algún motivo que desconozco mientras me besaba me metió la lengua en la nariz, me llenó de baba inmunda la oreja y me lamió los ojos... Me apretó la cintura con demasiada fuerza y me levantó la remera mientras intentaba pellizcarme los pezoncitos (o tetillas, nunca sé cómo llamarlos).
En un momento mientras luchaba por mi vida y buscaba la forma de que entrara algo de aire a mi organismo para no morir de asfixia, algo raro me llamó la atención: o este chico tenía algún problemita físico y calificaba para fenómeno de circo, o había alguien más tocándome...
Efectivamente, alguien se sintió atraído por mi abdomen al descubierto y sin el más mínimo prúrito decidió intervenir en la escena con ambas manos y ya que estamos, por qué no, también con una muy poco sutil apoyada...
Yo ya formaba parte involuntaria de un trío y como no quería darme vuelta y percatarme que el tercero en discordia no sólo era un desubicado, sino que además podía llegar a convertirse, en lo sucesivo, en el protagonista de todas mis pesadillas, opté por retirarme sin mirar hacia atrás.
Creerán que me marché solo.
No. Lisandro se constituyó en mi sombra y no pude sacármelo de encima.

Lisandro: Ese te estaba tocando... Yo no dije nada porque pensé que te gustaba.
Dago: (¡Soltame la mano!) No, no me gustaba por eso me fui. Necesito ir al baño.
Lisandro: Te acompaño.
Dago: Es un baño público, no te puedo prohibir que entres. (Oops! ¿Eso lo dije o lo pensé?)
Lisandro: ¿Ehh?
Dago: (¡Auch! Lo dije). Daaaale, vamos.

Estaba en mi cubículo, en ese diminuto box, con ese olor tan desagradable propio de cualquier baño en el que los últimos 72 visitantes se olvidaron de tirar la cadena.... Pero para mí era un páramo de paz, libertad y tranquilidad. Extendí mi estadía lo más que pude, con la esperanza de que al salir él ya no estuviera... Me asomé de a poco, entreabrí la puerta con movimientos suaves mientras apretaba fuerte los ojos... Cuando los abrí, ahí estaba él con su sonrisa cínica, como disfrutando de ese asedio.
Después de presentarse con mis amigos como "mi futuro novio", de hacerme escenas de celos en dos oportunidades porque hablé con personas que él no conocía y después de referirse a mí como "amor", "vida", "bebé" y de balbucear un "te quiero" que ignoré olímpicamente, decidí terminar con eso y marcharme de allí, pero una lluvia torrencial arruinó mis planes y a los diez minutos me encontraba refugiado bajo un toldo junto a un cambalache de putos, lesbianas, travestis y floggers y por supuesto él ciñéndome de la cintura y repitiendo incesantemente "amor, necesito ir al baño."
Por qué no me deshice de él a tiempo, no lo sé. Pero ahí me encontraba yo, víctima de su insistencia, preso de su compañía, enceguecido por la soledad, ofreciéndole la posibilidad de que me demostrara que sí era él a quien yo estaba esperando. Porque aunque no lo crean, nada de lo ocurrido me fue suficiente para convencerme de lo contrario.
Y ahí estaba yo, bajo aquel toldo abrazado a él, esperando el colectivo para ir a su casa...