domingo, 9 de noviembre de 2008

Señales, coincidencias y una lluvia inoportuna.


Señales, cientos de señales de advertencia. Sin embargo, igual me fui con él a su casa.

Lo conocí en el boliche. La combinación de alcohol, música y soledad hizo que yo aceptara compartir una cerveza. Lisandro era su nombre... lo acompañé a la barra, pidió un trago y entablamos conversación.

Lisandro: ¿Cómo te llamás?
Dago: (Pufff... ¡Qué original comienzo!) Dago...
Lisandro: Ah... Como Pablo, Pablo Rago. Nombre raro.
Dago: No, no... Dago. Con "de" (¿Habrá esperado que me ría? Bue... al menos la cerveza está fría.)
Lisandro: Yo, Lisandro...
Dago: (Ya me habías dicho...) Ajá... Como Lisandro de la Torre (Seguro no sabe quién es...)
La cara se le iluminó, se llevó la mano al pecho, aspiró mucho, mucho aire y empezó a sonreír mientras se mordía el labio inferior y dijo...
Lisandro: (Gritando) ¡NO!
Dago: (¡Ay!... ¡Me asusté!)
Lisandro: ¡No te puedo cre-er! ¡Me pusieron ese nombre por él! Mi viejo era re-amigo de esa familia.
Dago: (Fuck! Ahora seguro dice que es una "señal del destino" ¡No me lo voy a poder sacar de encima!)
Lisandro: ¡Esto es una señal del destino!
Dago: (¡Uy! Si, definitivamente. Ahora voy a tener que cambiar el número de celular. Otra vez. Sí, sí... Otra vez. Siempre me tocan enfermitos.)
Lisandro: ¿Estudias?
Dago: Si. Historia.
Lisandro: ¡¡¡NO TE LO PUEDO CREEEE-EEERRR!!! (Gritando. De nuevo. Y más fuerte)
Dago: (¡Ay! ¡Me asustó de nuevo! ¡Por qué grita, si lo escucho igual!)
Lisandro: Yo estudiaba historia... ¡Cuántas coincidencias!
Dago: (¡Auch!... Ahora además de cambiar el número, me voy a tener que mudar...)(Sonriendo) ¿Si? ¿Te recibiste?
Lisandro: No. Era mucho para leer. Terminé en abogacía.
Dago: ¡Ah!... Sos abogado. ¡Qué bien! (¿¿¿Mucho para leer???... ¿No te lo pudiste imaginar antes de inscribirte?)
Lisandro: No, no. No soy abogado. Soy decorador de interiores. Me di cuenta a tiempo que esa era mi vocación.
Dago: (¿Por qué lo dice con tanto orgullo? ¿Acaso eso es una vocación?)
Lisandro: Sos muy lindo, siempre te vi y me gustaste. ¿Te puedo dar un beso?
Dago: (Mmm... Bue... A ver si así remontamos esto...) (Intentando sonreír) Eso no se pide. (Besame antes que me arrepienta)

Por algún motivo que desconozco mientras me besaba me metió la lengua en la nariz, me llenó de baba inmunda la oreja y me lamió los ojos... Me apretó la cintura con demasiada fuerza y me levantó la remera mientras intentaba pellizcarme los pezoncitos (o tetillas, nunca sé cómo llamarlos).
En un momento mientras luchaba por mi vida y buscaba la forma de que entrara algo de aire a mi organismo para no morir de asfixia, algo raro me llamó la atención: o este chico tenía algún problemita físico y calificaba para fenómeno de circo, o había alguien más tocándome...
Efectivamente, alguien se sintió atraído por mi abdomen al descubierto y sin el más mínimo prúrito decidió intervenir en la escena con ambas manos y ya que estamos, por qué no, también con una muy poco sutil apoyada...
Yo ya formaba parte involuntaria de un trío y como no quería darme vuelta y percatarme que el tercero en discordia no sólo era un desubicado, sino que además podía llegar a convertirse, en lo sucesivo, en el protagonista de todas mis pesadillas, opté por retirarme sin mirar hacia atrás.
Creerán que me marché solo.
No. Lisandro se constituyó en mi sombra y no pude sacármelo de encima.

Lisandro: Ese te estaba tocando... Yo no dije nada porque pensé que te gustaba.
Dago: (¡Soltame la mano!) No, no me gustaba por eso me fui. Necesito ir al baño.
Lisandro: Te acompaño.
Dago: Es un baño público, no te puedo prohibir que entres. (Oops! ¿Eso lo dije o lo pensé?)
Lisandro: ¿Ehh?
Dago: (¡Auch! Lo dije). Daaaale, vamos.

Estaba en mi cubículo, en ese diminuto box, con ese olor tan desagradable propio de cualquier baño en el que los últimos 72 visitantes se olvidaron de tirar la cadena.... Pero para mí era un páramo de paz, libertad y tranquilidad. Extendí mi estadía lo más que pude, con la esperanza de que al salir él ya no estuviera... Me asomé de a poco, entreabrí la puerta con movimientos suaves mientras apretaba fuerte los ojos... Cuando los abrí, ahí estaba él con su sonrisa cínica, como disfrutando de ese asedio.
Después de presentarse con mis amigos como "mi futuro novio", de hacerme escenas de celos en dos oportunidades porque hablé con personas que él no conocía y después de referirse a mí como "amor", "vida", "bebé" y de balbucear un "te quiero" que ignoré olímpicamente, decidí terminar con eso y marcharme de allí, pero una lluvia torrencial arruinó mis planes y a los diez minutos me encontraba refugiado bajo un toldo junto a un cambalache de putos, lesbianas, travestis y floggers y por supuesto él ciñéndome de la cintura y repitiendo incesantemente "amor, necesito ir al baño."
Por qué no me deshice de él a tiempo, no lo sé. Pero ahí me encontraba yo, víctima de su insistencia, preso de su compañía, enceguecido por la soledad, ofreciéndole la posibilidad de que me demostrara que sí era él a quien yo estaba esperando. Porque aunque no lo crean, nada de lo ocurrido me fue suficiente para convencerme de lo contrario.
Y ahí estaba yo, bajo aquel toldo abrazado a él, esperando el colectivo para ir a su casa...



12 comentarios:

Café (con tostadas) dijo...

ah! si fuésemos capaces de pegar media vuelta e irnos ante las tres primeras señales!

No sé si quedarse es de buenos, de esperanzados o de boludos. En mi caso, temo que es la tercera opción...

Besos Dago, mencantó la forma de contarlo!

El Humanista dijo...

desimantate pibe ajjajajajaaja

relatado como siempre con buen humor y ritmo

gracias


beso

Clau dijo...

Dago, sos un radiador mi querido... ¿probaste con Raid hogar y plantas?
Besos!

Sil dijo...

por suerte esas épocas ya pasaron :D
lo malo es que nos vamos a quedar sin anécdotas divertidas

Anónimo dijo...

Cada vez que vengo te robo algo...

jajajajjaa


Me matan tus diálogos.
Un besote.

Mariana dijo...

Mortal Dago!!
(mmmmm.. esa palabra se sigue usando o caducó???)

La verdad que no se como hciste para soportar ese martirio... aaahhh la maldita soledad que nos hace trizas el orgullo...

Yo te cuento que la vez que sucumbi a ella, fue acostarme con un flaco y que no me movia un pelo y fingir que me bajo la presión y que me había mareado porque no lo quería más encima mío y me queria ir!!!!

Vos decís que me habrá creído???

Si no lo hizo, por lo menos captó la idea porque me dejó dormir...

besotio.. se me dió por contar hoy jejejeje

Gonzalo dijo...

Mi abuelo siempre decia:

"La soledad es mala consejera"

Botona dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Botona dijo...

Por lo menos no lo llevaste a tu casa...

(Decime por favor que no te dejaste nada en la suya, por favor, porque ahi no hay moto que valga, el muchacho lo va a considerar bienes gananciales)

Botona dijo...

Y si, tuve que comentar de nuevo porque cuando vine a releer me di cuenta de mi horroroso horror de ortografia...

Dago dC... dijo...

Jaaa! si... y yo fui bueno y sólo publiqué el post con el error salvado. Querés que postee el otro? jajaja! Besotes!

Ezequiel dijo...

Muy raro, no entiendo por que seguias manteniendo esa situación inmantenible.