viernes, 28 de marzo de 2008

Viernes, otra vez...

Viernes. Comienza un nuevo fin de semana. Otra vez a emprender el proceso de alistamiento. Como pavos reales que abren su plumaje de colores, o gatos en celo que desparraman almizcle por doquier, desplegamos nuestro arsenal de tácticas de conquista para arremeter en un nuevo intento de cortejar, o buscar ser cortejados.

Otra vez me encuentro pensando en la ropa y si tendré o no tiempo para hacerme la limpieza de cutis... El sólo hecho de saber que voy a tener que pasar quince minutos reclinado sobre una olla de agua hirviendo para que el vapor abra mis poros me da calambre... pero la simple idea de que la piel se me vea opaca, sin vida y con un montón de pústulas grasientas asomándose en cada poro, y que nadie me mire en toda la noche, me empuja a ese sacrificio horroroso, casi canivalezco de hervirme como un puchero cada viernes de mi vida.

Luego procederé con el ritual de encremado. Primero una crema exfoliante que voy a frotar contra mi rostro como un desquiciado masoquista que disfruta con la sensación áspera de la hiriente arenilla, al punto de no sólo eliminar células muertas sino de lastimar la piel sana....Cuando deje de sangrar y ya no me arda volveré a la olla de agua hirviendo para que las liposidades chorreen sobre el agua...

Cuando todos mis poros estén vacíos, vendrá una sucesión de cremas de limpieza que básicamente son todas para lo mismo. Pero si me llegará a faltar una, me encerraría en mi habitación a llorar desconsoladamente y no saldría en todo el fin de semana. (Para quienes no me creen, el viernes pasado, tipo 20 hs. hice el inventario de productos estéticos para cerciorarme que todos y cada uno de ellos estuvieran ahí, esperándome en mi botiquín. Me encontré con la horripilante novedad de que "el Gel anti-acné con perlas de silicona" estaba absolutamente vacío; me sobrevino un ataque de pánico, broncoaspiré la galletita de salvado que estaba masticando en ese momento... una vez que logré calmarme tomé la decisión de peregrinar hasta el único lugar donde sabía que podría conseguirlo: luego de 25 cuadras de trote ligero, pagué la fortuna que me cobraron, y regresé feliz a comenzar con mi sesión de embellecimiento).

Así, por último me paseo 20 minutos por mi casa, envuelto en una bata DI-VI-NA, con una máscara tensora que no me permite hacer el más mínimo movimiento facial, mientras ruego por Dios, La Virgen y todos los santos evangelios que a nadie se le ocurra tocar el timbre porque no pienso mostrarme al mundo en este estado.

Pero como toda mariposa que tiene que pasar por la etapa de ser oruga peluda y arrastrada, regordeta y llena de rugosidades espantosas, llega el momento de salir del capullo, romper mi envoltorio y salir al mundo, desplegar mis débiles alitas de colores para revolotear en alguna flor ajena.... Ir a la búsqueda de esa persona que nos está esperando en algún lugar (aunque él no lo sepa, ME ESTÁ ESPERANDO!!!) y ser felices juntos, como lo imaginamos taaaantas veces...

Qué lindo que las cosas fueran como uno se las imagina, tanta preparación...tanta expectativa puesta en ese nuevo fin de semana que comienza, mostrarse en la noche, resplandeciente, esplendido... uno se siente tan lindo y deseado, el espejo nos grita piropos y no podemos dejar de mirarnos en cada vidriera, y todo para qué????? qué es lo que uno consigue????? Un nuevo ridículo público: terminar enroscado en los brazos de un "no sé quién"... Y para colmo de males, Marquito, mi amigo, no tiene mejor idea que filmarme... inmortalizar la vergüenza en su celular... Y no conforme con eso, tuvo que, en nuestra reunión de los Jueves, hacerlo público... Ahora sé lo que sintieron Wanda Nara y Chachi Tedezco... Chicas, vamos a ir las tres a lo de Rial a hacer nuestra descarga, con la intimidad no se juega.

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